Con los primeros rayos de sol y el aumento de las temperaturas somos much@as los que estamos deseando tumbarnos sobre una toalla y coger poco a poco ese bronceado que tanto nos gusta, eso sí, debemos hacerlo en las mejores condiciones y, sobre todo, con la responsabilidad de no provocarnos daños irreparables.
En estas líneas os contaremos cómo preparar nuestra piel para que este verano luzca radiante y podamos tomar el sol sin miedo a tener problemas. ¡¡Toma nota!!
Exfoliación suave: Es importante realizar una exfoliación suave no más de dos veces a la semana para eliminar la capa de células muertas.
Hidratación constante: Tras eliminar las impurezas, el siguiente paso que debemos seguir y queno nos debemos saltar es la nutrición diaria. Lo más recomendable es aplicar cremas con alto contenido nutritivo y bajas en oleosidad dos veces al día, mañana y noche. Lo ideal es aplicar emulsiones con ácido mandélico para mantener una piel con mayor elasticidad y firmeza.
Protección: La protección es algo que debe estar presente ¡¡siempre!! ya que la exposición sin cuidado acelera el proceso de fotoenvejecimiento. Es primordial elegir la crema y el índice de protección solar adecuado a cada tipo de piel: si la piel es muy clara, mayor deberá ser el factor de protección que necesita.
No olvides que hay que aplicar el producto que elijas 30 minutos antes de salir a la calle. No olvides que los labios son la zona más sensible del cuerpo por lo que es importante que utilices un bloqueador solar para evitar la deshidratación. Hay otras zonas sensibles que también requieren de mayor cuidado y son el cuello, el escote, las manos y el contorno de los ojos.
Alimentación: La alimentación debe ser rica en betacaroteno ya que son el bronceador orgánico natural. Es recomendable ingerir alimentos ricos en vitaminas A, E y C ya que favorecen las defensas de la piel actuando como antioxidante y también evitan el envejecimiento de las células.
Exposición gradual: Hay que exponernos de forma paulatina a los rayos solares. 40 minutos es la cantidad justa para no sufrir riesgos mayores.