Lo primero que hay que hacer es adecuar la habitación donde vamos a dar el masaje para aliviar el cólico al bebé con una temperatura templada de entre 20 y 22 grados y con música suave y luz tenue.
Por otro lado, hay que preparar aceite vegetal comprobando previamente que no le produce ningún tipo de reacción alérgica al pequeño. Además, la persona que vaya a dar el masaje debe estar tranquila y tener las manos limpias y sin ningún tipo de joyas o bisutería que puedan molestar o inquietar al bebé.
Hay que empezar a darlo cuando el pequeño esté tranquilo y despierto con los ojos brillantes que expresen atención. La respiración debe ser normal y hay que prepararlo, con dulces palabras, mientras que poquito a poco le vas quitando la ropa.
Ahora es el turno de humedecerte y frotarte las manos con el aceite y comenzar masajeando el abdomen del bebé (debajo de las costillas hasta el pubis) con presión suave.
No olvides colocar y colocarte bien para dar el masaje. Te contamos cómo:
El adulto debe estar sentado en el suelo, estará más cómodo si lo hace sobre una alfombra o colchoneta con las piernas flexionadas y con las plantas de los pies enfrentadas. Suele conocerse esta postura como posición cuna y el bebé puede estar muy cómodo de esta forma hasta los 3 meses de edad.
Ahora es el turno de colocar correctamente al bebé. Su cabeza debe estar en el hueco que queda al juntar los pies el adulto y los pies del pequeño enfrente del abdomen de la madre o padre con las piernas ligeramente levantadas.
Si lo prefieres, puedes utilizar otra postura. El bebé boca arriba –en posición “decúbito supino”- con las piernas ligeramente levantadas, encima de la mesa o de cualquier superficie cómoda –a partir de los 3 meses-. El que da el masaje deberá tener, en este caso, la espalda recta.
Nunca aprovecharemos la ocasión para masajear todo el cuerpo; para esto, elegiremos otro momento del día.
Muy importante es que el bebé descanse y no masajearle durante la crisis de los cólicos ni cuando acabe de comer.
Los pasos a seguir para dar el masaje:
- Manos que reposan: Colocamos las manos sobre el vientre del bebé. Aunque éste esté llorando hay que intentar relajarnos, una sensación que también le transmitiremos a él.
- Rueda hidráulica: Realizamos movimientos de paleteo en el vientre del bebé, una mano tras la otra, amoldándonos al vientre del pequeño. Sería algo así como si estuvieras haciendo un hueco en la arena. Repetir 6 veces.
- Rodillas arriba-abajo: Dobla las piernas del bebé y luego presiona suavemente hacia el vientre manteniendo la posición durante 5 segundos aproximadamente. Una vez (no debemos juntar las rodillas antes del gateo).
- Toque de relajación: Pasamos las manos por sus piernas hasta el tobillo para liberar la tensión. De esta forma le ayudaremos a que se relaje.
- Sol-luna: Imaginamos un reloj en el abdomen del bebé. El papá o la mamá comienza con la mano izquierda en el lado derecho del abdomen del niño (7 horas) dibujando un círculo completo en el sentido de las agujas del reloj, sin levantar la mano. Cuando la mano izquierda del adulto pasa sobre las 12 horas, la mano derecha se incorpora sobre las once horas hasta las 5 horas, como si fuera una media luna. Este movimiento debe repetirse 6 veces.
- Volvemos a repetir el movimiento de rodillas arriba-abajo.
- Por último, le damos un toque de relajación. Se trata de pasar una vez las manos desde las nalgas a los pies, reduciendo la presión, para facilitarle la liberación de la tensión y ayudar a que se relaje.
Estos 7 movimientos los repetiremos 3 veces; 2 veces al día durante 2 semanas. Cada bebé es un mundo y puede responder favorablemente a la expulsión de gases desde el primer intento; otros, sin embargo, pueden tardar un poquito más. Sea como fuese, no hay que perder los nervios e intentar tranquilizar a nuestro pequeño o, por lo menos, que éste no se empape de nuestra inquietud